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Writer's pictureEmma R Marmol

Política 2.0. Combinando la protesta con la propuesta


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Las formas de participación política juvenil son múltiples, dinámicas e interconectadas y demandan una comprensión de lo político amplia y flexible para no subestimar el compromiso de las personas jóvenes con la transformación. Por ejemplo, uno de los puntos destacados en los análisis sobre el tema es el bajo involucramiento de la población joven en los procesos electorales. En este sentido, el Informe Mundial sobre Juventud de la ONU (2016) señala que en los 33 países consultados sólo el 44% de la población joven “siempre vota”, frente al 60% de adultos.

En Iberoamérica, donde las juventudes representan más del 25% de la población, la situación no es diferente. Por citar algunos casos, en México, que tendrá elecciones presidenciales en 2018 y donde las y los jóvenes representan el 30% del padrón electoral, el registro histórico muestra que, aunque la participación de quienes votan por primera vez es del 69%, ésta disminuye al 53% entre los 20 a 29 años (INE, 2016). A su vez, en Chile, que experimentó el mismo proceso en 2017, la tendencia muestra que las juventudes tienen la participación electoral más baja de la población, aportando cerca del 34% del total de la abstención (PNUD, 2017).

No obstante, las y los jóvenes participan activamente en la toma de las calles para protestar y proponer; y son quienes están liderando nuevas formas de acción colectiva que desde el entorno digital activan el debate público. Así lo han reflejado movilizaciones globales como Ni una Menos, que en 2017 se expandió desde Argentina hacia otros países para repudiar la violencia contra las mujeres, o la marcha contra la Europa Fortaleza que convocó a decenas de ciudades europeas para exigir a los gobiernos la acogida digna de las personas migrantes y refugiadas.

En los países iberoamericanos este compromiso ciudadano, que se despliega a través de estrategias no institucionales, y que tiene a las personas jóvenes como protagonistas ha sido también evidente. Por ejemplo, el Campamento por la Paz, levantado en Bogotá para mantener con vida el proceso de paz entre el Gobierno y las FARC; la Rebelión de Abril que se activó con la crisis y el conflicto institucional en Venezuela durante 2017; las marchas realizadas en México para reclamar justicia tras 33 meses de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa; o el Partido Digital en Uruguay, el Partido de la Red en Argentina y Kumamoto en México, aportan a la confianza ciudadana en la política a través de procesos abiertos y plataformas digitales.

Pero no se trata solamente de reconocer el activismo político de las y los jóvenes en las movilizaciones grandes y mediáticas, sino de comprender la fuerza e incidencia que tienen aquellas acciones colectivas realizadas en lo micro, en lo cotidiano, en los entornos cercanos, allí donde germinan movimientos globales y digitales, y donde protestas y propuestas se traducen en acciones colaborativas sobre el terreno. Ésta es, justamente, una de las apuestas del OIJ y la razón por la cual activamos en 2017 Travesías – Programa Cultural de Intercambio y Movilidad Juvenil, con el objetivo de identificar y fortalecer el impacto social de las acciones realizadas por colectivos juveniles a través de estrategias culturales y en espacios locales iberoamericanos.

Este programa visibiliza los procesos de transformación que las y los jóvenes están generando en sus territorios y su incidencia a través de la creatividad, la cooperación y la movilidad. Para ello conecta colectivos juveniles dotando de herramientas para activar la cultura local, moviliza a jóvenes de estos colectivos para que intercambien experiencias en terreno y realicen iniciativas conjuntas, y comparte estas iniciativas para escalar su incidencia local a nivel regional.

Un año después de activar este programa contamos con una comunidad de más de 500 colectivos que habitan 200 localidades iberoamericanas. También hemos apoyado 7 iniciativas con impacto social, conectando a 12 localidades de 6 países por medio de la acción colectiva. Estas acciones muestran la implicación juvenil con asuntos vitales para consolidar sociedades más justas, así como una profunda creatividad para abordar las problemáticas y sus soluciones.

También hemos impulsado alrededor de 30 Foros Nacionales de Juventud, como una estrategia de participación que busca vincular a jóvenes de diferentes países iberoamericanos en el diseño colectivo de iniciativas que aporten a la solución de desafíos regionales. Para que tales propuestas se traduzcan en acciones concretas, esta estrategia también promueve el diálogo con diferentes actores y eleva los resultados de estos encuentros intergeneracionales a espacios políticos de decisión.

En su primer año, los Foros sentaron las bases del Pacto Iberoamericano de Juventud, aprobado en la XXV Cumbre Iberoamericana, y que identifica el compromiso de los países con posicionar a las personas jóvenes como protagonistas de la transformación. Reconociendo la centralidad que el Pacto da a la empleabilidad juvenil, en su segunda versión los Foros han reunido a cerca de 1200 jóvenes de 11 países en torno a esta temática, generando más de 50 propuestas juveniles. Estos insumos serán importantes para orientar políticas públicas e impulsar acciones en nuestra región.

El aprendizaje de estas dos iniciativas reafirma el hecho de que una parte importante de la población joven está comprometida con sus entornos cercanos y que asume como propio lo que sucede en otros lejanos, desplegando una gran capacidad de colaboración. Estas experiencias, en la práctica, además, han permitido avivar la comunidad global desde lo local, abriendo caminos para la elaboración e implementación de políticas en juventud que trasciendan las fronteras.

Acciones como estas, sumadas a las movilizaciones en las calles y al uso estratégico del entorno digital, muestran la actual deslocalización de los centros políticos, evidenciando la vitalidad de los espacios locales y la importancia de articular las agendas globales con los lugares donde se viven los desafíos. Estas acciones también sorprenden con la variedad de formas organizativas y de estrategias usadas, haciendo un llamado a desburocratizar los escenarios de participación institucional para sintonizar con la espontaneidad juvenil. Y, sobre todo, resaltan las múltiples comprensiones que las y los jóvenes tienen de lo político, cuestionando las estructuras fijas e introduciendo el activismo como parte de la cotidianidad.

Somos conscientes de que la activa participación de la población joven en el debate público, así como su compromiso e incidencia, muestran una politización que supera los límites de las urnas. Por ello, si bien es fundamental garantizar la representación de las juventudes en los escenarios políticos institucionales, también lo es que aprendamos de los modos como se comprometen, reconociendo el valor de sus acciones colectivas. Esto es lo que el OIJ busca con sus iniciativas, conectar con las y los jóvenes para recuperar mutuas confianzas en un mundo político que está cambiando.

 

Referencias

Instituto Nacional Electoral – INE (México). 2016. Estudio censal sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2015. http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/ine/2016/estcen_parciu_elfed15.pdf

PNUD Chile. 2017. Diagnóstico sobre la Participación Electoral en Chilehttp://ahoravota.cl/informe/PNUD_Interior_PP.pdf/

United Nations. 2016. World Youth Report – Youth Civic Engagementhttp://www.unworldyouthreport.org/images/docs/un_world_youth_report_youth_civic_engagement.pdf

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